Como les dije, yo no era un lector ni nada que se le pareciese. Es más, debo acotar que esta compra desesperada de mi mamá y no de mi papá, era por nuestro autentico delirio a los video juegos. Pasábamos muchas horas jugando al Nintendo 64. Recuerdo que los leí en el orden que me dio la gana. No entendí mucho. Es más siempre me pareció que faltaban libros. Tal vez por eso nunca lo comenté con nadie. Por supuesto, en una competencia de hermanos, mi hermano mayor no se quedó atrás. Apenas leyó los de Harry Potter comenzó a leer El Hobbit. Y como es de entenderse, él si se dio cuenta de que tenían un orden. Claro, yo me enteré después que alguien le sopló ese dato. Y él por supuesto me lo restregó en cara en el almuerzo del domingo donde estaba toda la familia reunida. Yo, con el ego herido, más nunca volví a hablar o decir cosa alguna de la tierra media y mi fascinación por lo elfos. Hasta el día de hoy que se los confieso a ustedes. Aquel día comencé a tener una fascinación por el mundo mágico y todo lo que tiene que ver con él. En el fondo puede que eso me haya hecho escoger ese libro para releer. La pequeña necesidad de volver a la mágica en medio de toda esa locura caótica y poco verosímil que estamos viviendo. En donde parecemos más personajes de una película de ciencia-ficción que creadores de nuestra propia realidad.
Ahora que releo me doy cuenta de cosas que no me había percatado. Como Gandalf que, si no la leíste o viste la película, no sé qué haces ahí sentado malgastando tiempo, pues, es el mago. El pana llega, mete en tremendo peo a el pobre hobbit, Bilbo Bolsón, sin pedir permiso ni dar un previo aviso ni nada. La verdad este personaje ahora me resulta muy sin vergüenza, mejor dicho, todo un MASCALZONE. Claro, después de que practicamente secuestra a Bilbo en medio de los conflictos desaparece para luego aparecer y quedar como el mejor de todos y que los ha salvado de todos los males. Siempre en los momentos justos y oportunos. Y para la batalla final, a la hora del té, el tipo se va a hacer otra “misión” que tenía con la excusa de que el no venía para hacerles el trabajo.
Claro en contra posición de eso el señor Bolsón o simplemente Bolsón, como se le llama caso la mayor parte del tiempo en la novela, va tomando el mando de la historia. Porque al principio es un nulo. Está siempre caído de la mata. Es un personaje que se muestra muy enclenque, con poco carácter, con falta de valor y vigor, lleno de temores, de complejidades, que estaba cómodo en su casa bajo la cima, pero que en su interior con un deseo de ser algo o alguien distinto. Y que a medida que avanza la historia va derrumbado todos los conflictos que tiene para convertirse en el hombre aventurero que desea. Y sin la intervención del mascalzone de Gandalf nunca hubiese sucedido eso.
Gracias por su lectura.
Saludos.