"...La sensación curiosa de la mano al rozar la desnuda carne del cuerpo,
Los ríos incesantes del aliento, de la inspiración y la exhalación,
La belleza del talle y de las caderas, y más abajo, hasta las rodillas,
Las mínimas partículas rojas que llevo y que tú llevas, los huesos y la médula de los huesos,
La sensación deliciosa de la salud;
Afirmo que estas cosas no sólo son los poemas del cuerpo, sino también del alma,
Afirmo que son el alma." - Yo canto al cuerpo eléctrico, Walt Whitman.
Esa vez, como era casual, fui a visitar a Andrea y a Maria que en ese momento vivían juntas en un alquiler. Ese dia además estaba Luis. La verdad, la verdad... fui solo a visitar pero ese día tenía mi cámara, y todo se revelaba muy bello ante mis ojos. Y se me ocurrió proponerles que me dejaran documentar su día, pero desnudos. Ellos aceptaron.
Cuando aceptaron todos entramos en un estado de conexión, nunca nadie los había retratado desnudos, y yo no tenia experiencia haciendolo tampoco aunque ya el tema del desnudo me interesaba. A Andrea le costo mas que a Maria y a Luis quienes se desnudaron y entraron a bañarse juntos. Yo los seguí y desde ese momento me cautivo la conexión que existia entre ellos, y la naturalidad de la interacción entre ellos.
Recuerdo este día como algo muy ligero y que me ocurría de forma muy impresionista. Pero la vivencia real son las imágenes. Muchas veces el acto fotográfico me moldea la memoria. Y ya no recuerdo las cosas puras en su existir sino el resultado de esa experiencia, mi memoria se vuelve puras imágenes. Chris Marker, en un sentido nostálgico decía en su film "Sans Soleil", que cuando lo filmo nunca soltó su cámara en su viaje a Tokio, pero afirma que si hubiera visto sin la camara recordaria todo de formas muy distintas.
El día se desarrollaba de forma muy bella, ellos hablaban de infinidad de cosas, fumaban, se mostraban puros y honestos, y eso me cautivaba increíblemente, quería mantenerme fiel a todo eso, y no solo al hecho de su desnudez, quería capturar el espíritu de esas pieles y hacerlo infinito.
De este recuerdo, espectro de imágenes, me queda ademas el sonido de Tame Impala mientras ellos se reían, y eran felices con sus cuerpos desnudos en una ciudad que todo lo que nos hacía sentir era desesperanza.
Estas fotos son una oda al cuerpo desnudo, al cuerpo eléctrico, ese que nos describe con tanta belleza Walt Whitman, a la juventud, a la amistad, a las que permanecen y a las que se van. A la luz del atardecer sobre la piel. A la poesía de las camas. Al espacio, a existir y ser joven en Caracas. A encontrar belleza a punta de cavar en los vacíos.
La forma en la que se crean los recuerdos en mi mente es como un arabesco, insospechado, sorprendente. Las imágenes, los sonidos y los olores me ofrecen el mundo entero y a veces lloro de tanta belleza, como que mi cuerpo no lo resiste.
Estas fotografías fueron UNA EXPERIENCIA QUE sin duda ha iniciado un montón de inquietudes en mi, por lo que luego he propuesto a mas personas a documentarlos mientras están desnudos y ver a través de la desnudez formas peculiares de existir, pedazos de condición humana única.
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