Se siente cuando llega y hace falta cuando se nos va.
Nos invita a pensar, a reflexionar, purifica nuestros pensamientos, nos hace conocernos a nosotros mismos y a saber quienes somos, que nos gusta y qué pensamos.
La soledad no es mala, es necesaria y justa, como la vida misma.
Por lo tanto un ser que no sabe estar solo, no se conoce y no puede conocer a nadie. Un ser que no se ha escuchado a sà mismo no puede escuchar a nadie más.