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LA NECESIDAD DE SER VALORADO Y EL DESARROLLO DE LA INDIVIDUALIDAD | LA INCERTIDUMBRE DEL PRESENTE


LA INCERTIDUMBRE DEL PRESENTE

CAPÍTULO II
LA NECESIDAD DE SER VALORADO Y EL DESARROLLO DE LA INDIVIDUALIDAD


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Una de las emociones características actuales es la ansiedad y la brevedad del tiempo. Precisamente, por una serie de fenómenos que se han dado, como la misma globalización, la intervención de los medios, es decir, la prisa, el llenar la vida de cosas, estar consciente de tantas cosas, estar consciente de tantas posibilidades, nos hace llenarnos de tareas y hace todo mucho más acelerado porque simplemente el tiempo no nos da para hacer aquello que queremos hacer.

En otros tiempos, había una conciencia más limitada de la vida, no podíamos hacer tantas cosas, hacíamos uno o dos cosas. En esas lentitudes había otras formas de conocernos y comunicarnos como seres humanos. Tú y yo nos podíamos sentar una tarde en el porche de la casa, a tomarnos unas cervezas durante cuatro horas y conocernos y tu ibas a conocer quién era yo y yo iba a saber quien eras tú. Hoy en día se le ha quitado al ser humano esos tiempos, y se han ido abreviando cada día esas posibilidades de contacto humano.

Continúa, sin embargo, la necesidad humana de conocer al otro y de darnos a conocer, de querer mostrarnos como somos, de hacer un contacto con el otro, un contacto afectivo y que de alguna manera me reconozcas o me aprecies, en suma: la necesidad de ser valorado. Pero como tú y yo no tenemos tiempo para sentarnos a hablar, entonces, yo acudo a un universo simbólico de objetos, con el cual de manera muy breve te voy a decir quién soy.

Hoy en día, la gran lucha en las marcas es precisamente poder tratar una experiencia, no es dar un objeto, no es dar un producto. Ya no se trata de vender productos sino de vender una experiencia humana y esa experiencia humana va a atraer.

Eso tiene mucho que ver con la brevedad, con la aceleración del tiempo subjetivo porque con la superficialidad de los tiempos contemporáneos, donde no hay forma de ir a las profundidades, ya no hay forma de penetrar más a fondo, de ir a algo más denso, necesitamos multitudes de mensajes instantáneos y esos mensajes los podemos dar subliminalmente a través de los objetos con los que nos rodeamos. Ahora la forma en que aparecemos, es nuestra proposición existencial y da cuenta de nuestra esencia aparencialmente de forma inmediata.


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Una especie de sistema de señales al que hemos acudido ante la imposibilidad de dar signos de una manera mucho más lenta y transparental y decir quiénes somos, en un mundo de relaciones más profundas y más estructuradas.

El argumento confesional de quienes somos, con nuestras dudas, nuestros problemas, nuestras pequeñas grandezas, nuestros errores y triunfos, se ha codificado en la apariencia en la cual nos mostramos ante el mundo nosotros somos esto, aun así seguirá subyaciendo el individuo con toda su complejidad ¿o no es cierto?

Es un velo de apariencias, que es una de las tremendas trampas de la contemporaneidad y del tiempo. El proceso de socialización de los seres humanos, hasta por los menos mediados del siglo XX daba importancia a las personas, el padre, la madre, la abuela, etc. Hoy en día, las figuras paternas tienen muchísimo menos peso en la formación psicológica de los individuos que los objetos de consumo o que los espacios.



Antes había un proceso de socialización que era entre tantos, en la cena familiar donde la gente se quedaba conversando y a través de allí se pasaban los mensajes, las tradiciones y las identidades familiares y culturales. Hoy en día hay un desplazamiento de esa tradición, porque la persona ya no come en familia, ya no tiene ese referencial, ya la abuela no es tan importante, siendo mucho más importante los referenciales simbólicos en los centros comerciales.

Actualmente hay elementos del ambiente, de los espacios de la ciudad, de las edificaciones, de las cosas, que están teniendo muchísimo más peso en la construcción de la identidad de los adolescentes que las personas. Las personas han dejado de tener importancia y se ha privilegiado la personificación de las cosas. Las cosas empiezan a tener cualidades de personas y empiezan a tener mucho más influencia en la determinación del psiquismo.

Creo que esa es una cualidad contemporánea bien generalizada. Sin embargo en vez de ser elementos que entran en la construcción de la personalidad de manera prolongada y lenta, son como presencias intermitentes. Un zapping existencial como instantes de brevedad que tienen un impacto y van formando la personalidad.


Día tras día, vivimos con referencias sin profundidad
de los acontecimientos que se suscitan a nivel mundial.


Por lo general, tratamos de construirnos a nosotros mismos tratando de vernos como nos ven desde afuera, pero esas miradas son miradas breves, miradas de instantes, donde la intimidad tiene otra dimensión a lo que podía tener el hombre a finales del siglo XIX o principios del siglo XX. Es otro concepto de individualidad, otro concepto de identidad, no sé si para bien o para mal, pero diferente. Lo vemos, por ejemplo, con la idea de la fama.

Hoy tal vez esa vuelve a ser una de las principales pasiones del ser humano, la idea de ser, de estar presente en la mente del otro, a través de las redes sociales y de los medios.

Lo importante de la celebridad hoy en día, a diferencia de la fama renacentista o de la fama heroica, es que antes la fama era debida a los hechos o al menos se respaldaban en ellos, hoy no. hoy en día ¿cuál es el sentido de la celebridad? Ser celebrado, ¿celebrado por qué? No importa. Entonces ésos son cambios, matices pero que tienen también que ver con la brevedad, con la posibilidad de verte a través de un ojo externo, para poder construir tu propia identidad.


Históricamente le estamos dando la razón a Warhol
cuando dijo en los años 60 aquello de que a todo del mundo
le iba a tocar sus quince minutos de fama.


A lo largo de toda la historia de la cultura, en todo ese proceso de individualización de la persona, ese proceso de desarrollo que a veces es tan difícil, de pasar de una dimensión mental a otra, se necesitan símbolos, y esos símbolos eran dados a través de las personas o a través de las tradiciones.

En las sociedades primitivas había ritos de transición, que eran procesos simbólicos que te ayudaban a pasar a la siguiente etapa de la vida, superar determinados momentos y construir una nueva identidad. Durante muchísimo tiempo, todo este proceso ha estado fundamentado en personas, en individuos: el padre, la madre, la familia; y en instituciones: la escuela, la ciudad, han sido un poco como la guía en ese proceso de individuación.

En la medida en que se ha ido acelerando el tiempo de los seres humanos, precisamente por las mismas condiciones de la transformación del mundo en los medios, ha habido menos posibilidades de que esas figuras tengan influencia en los procesos de socialización. Las etapas siguen siendo difíciles, y siguen siendo necesarias.

Entonces, ante la falta de las figuras humanas significativas, por las mismas complicaciones de la vida, ante ese vacío humano los objetos hacen las veces de intermediaciones simbólicas y sirven, muchas veces, como esos mensajes que ya no son recibidos de seres humanos, sino a través de los grandes mensajes construidos.

Antes era ser igual a nuestro vecino, ahora no, hoy en día buscamos diferenciarnos, a través de un patrón de identidad o de igualación, con una figura idealizada que es esa figura estelar que está allí en los medios que, por lo general, tiene unas posibilidades de consumo muchísimo más grandes.

Y entonces, al identificarte con él o ella, te subsumen en un patrón de ansiedad y de exigencia y de estrés contigo mismo, y entonces te endeudas hasta lo impagable, para poder ser, identificandote con unos patrones ideales, moldeados por la cultura, que pueden tener cuestiones extremadamente perniciosas.


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A través de las redes sociales es mucho más fácil crear una imagen, lo que veo del mundo del internet y que se hace particularmente interesante, es que no solamente se presta a que presentes una imagen de ti con la que idealizas o harías de ti el ser social que querrías ser, haciendo de ti el ser apreciado por los demás, en la manera que sientes que los demás esperan, sino que también da la oportunidad de vivir muchas facetas de tu personalidad que habitualmente viven en sombras.

Idealizado y sombrío. Hay gente que tiene relaciones por internet que son totalmente sombrías y desvinculadas de su vida real, de su vida cotidiana; lo podemos ver mucho en el aspecto sexual. Recordemos que la vida de los seres humanos se va en gran parte en fantasía. La gente vive más en la imaginación que lo que vive en actos sexuales reales y literales. Lo que pasa es que se ha formado otra dimensión y se conecta con aquel imperio de los objetos; porque la persona pasa gran parte del día o la mayor parte del día frente a un ordenador y ese ordenador es el medio de relación.

Pareciera que esa tecnología ha creado un espacio intermedio que hace posible un tipo de sociabilidad mediada por el instrumento. Entonces, hay algo ahí de la magia del objeto, de la magia del instrumento, del artículo de consumo que permite que salgan facetas de la personalidad que de otra manera se encuentran inhibidas. Y lo mismo sucede en internet.

Cuando estás reunido con una persona, hay una serie de componentes de la mímica, de tu físico, de las expresiones, etc., que están proyectando mensajes muy directos que pueden ser muy fuertes para muchas personas. Entonces, en el momento en que la persona logra el distanciamiento es cuando puede socializar. La socialización y la aprobación del otro es una de las más potentes motivaciones del ser humano, aunado a la necesidad de crear autoestima por el reconocimiento.


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Es un mundo ficticio pero que le da un espacio a ciertas personas que tienen necesidad de conseguir esas cosas del mundo, donde pueden ellos actuar, ya que se les dificulta actuar en el mundo real. A su vez, el mundo virtual le da la posibilidad de existencia a los múltiples yo que cargamos dentro, a las múltiples personalidades que somos, y eso es interesante, pero también delicado.

Es así como cubriendo una hipérbole bastante amplia que partió del consumo, quiero cerrar diciendo que el asunto es: hasta qué punto las personas se identifican o no con ese rol dentro de una economía; hasta qué momento somos actores económicos y en qué momento dejamos de serlo.

Creo que ahí está el gran reto del siglo XXI, que la economía de mercado pueda seguir trabajando y en ese sentido la mano de obra se una de las mercancías que entran dentro del sistema, pero desde el punto de vista de las identificaciones personales y las relaciones entre la gente no esten determinadas por el valor de la mercancía. O sea, que pueda haber una flexibilidad en que el individuo salga y entre a diferentes roles, en ese sentido.

A fin de cuentas el principal motivo humano es el ser visto y reconocido por el otro y sentir su propio valor a partir de la mirada del otro. Entonces su presencia como mercancía, del que sea o no valorado monetariamente, terminaría siendo su propia medida. Eso me parece horrible.

Creo que el proceso de creación de la individualidad, el proceso de individuación del ser humano y de la especie humana en general, es lo que nos va a permitir romper con aquellas visiones globales que puedan ver al individuo en sus diferentes facetas y lo importante es tener la flexibilidad de no identificarnos con una sola faceta de nuestra personalidad, sino poderla ver en su justo sentido de la función que tiene para ciertos logros y no para otros.

Yo creo que solamente el desarrollo de la individualidad que es una de las grandes luchas de los tiempos contemporáneos nos da esa posibilidad y es lo que nos abre la posibilidad de un nuevo orden, siempre dinámico y adaptativo a la realidad cambiante.

En esta era que llaman de la información, el hombre mal que bien está conformando un cuadro de conocimientos que le da cuenta incluso de sí mismo, de la contemporaneidad en la cual está inserto y por tanto de un margen de conciencia mayor, conciencia de sí, conciencia social, y hasta conciencia universalista.

Así que si, confío en que nos esperan tiempos mejores...

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“Tu mirada se aclarará sólo cuando puedas ver dentro de tu corazón.
Aquel que mira hacia afuera, sueña; aquel que mira hacia adentro, despierta”.

Carl Jung


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Sábado, 12 de Mayo de 2018

Alberto J. Tang H.